Novela. Asteroide recupera la novela más celebrada de Anita Brookner, en la que sondea la realidad oculta bajo los convencionalismos sociales
HOTEL DU LAC
ANITA BROOKNER
Editorial: Los Libros del Asteroide, 2025. 200 páginas. Precio: 18,95 €.
Edith Hope es una escritora cuya vida aparentemente apacible –esto es, en esa edad en que se está «a punto de perder el tren de la vida»– salta por los aires cuando se ve envuelta en un pequeño escándalo y sus amistades de la alta sociedad londinense la conminan a tomarse unas vacaciones en un balneario suizo, en espera de que amaine el temporal. Pero ese retiro fuera de temporada no será exactamente lo que todos esperan, porque en el Hotel du Lac trabará contacto con una serie de personas tan excéntricas como fascinantes, que le llevarán a reflexionar sobre la hipocresía social y, por supuesto, replantearse su propia vida.
Y es que en la vida de Hope nada es como parece; para empezar, ella misma es una especie de Doctor Jekyll, y cuando escribe se transforma en Vanessa Wilde –una coincidencia nada casual con las iniciales de Virginia Woolf–. Pero es que lo que Wilde escribe son encendidas novelas románticas; eso sí: aunque todos crean que escribe «con esa mezcla de desapego cínico que se considera propia de una escritora moderna», en realidad y sorprendentemente siempre se «ha creído hasta la última palabra que ha escrito».
Publicada originalmente en 1984 y galardonada con el premio Booker, esta novela supuso la consagración literaria de Anita Brookner. Con un estilo sutil y elegante, en la obra se irá desbrozando todo el parapeto bajo el que Hope –como el resto de personajes, por supuesto– esconde no solo sus verdaderos sentimientos, sino los hechos reales, hasta llegar a descubrir los motivos detrás de su escándalo particular, pero en una época en la que no es conveniente no ya dejarse llevar por las pasiones, sino incluso nombrar a las cosas por su nombre. La novela contiene, pues, una sucesión de chispeantes diálogos al estilo del ‘screwball’ –esa comedia ligera de los años dorados de Hollywood en los que el flirteo pasa de lo evidente y corporal al ingenio y la seducción intelectual– y además una «gran cantidad de información intrascendente y deliciosa», que no es sino un reflejo de los convencionalismos, esas apariencias tan trascendentes en aquella época, bajo las que se esconde una realidad compleja y a menudo en conflicto con la moral imperante. Y es que, como reza una cita de V.W. –Woolf, en este caso– que cierra el libro, «los ojos de los demás son nuestras cárceles, sus pensamientos nuestras rejas».
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